Llega un sol a la India. Diario de viaje y voluntariado.

Una amiga acaba de llegar a India. Quiere viajar disfrutando cada paso, provocar experiencias, vivir. Lo ha dejado todo y se ha marchado con unos pocos ahorros. A la vuelta -espero que sea muuuy tarde- se verá qué pasa. En esta entrada volcaré sus textos. Qué bueno ver India a través de unos ojos que la contemplan, huelen, tocan por primera vez. Empezará echando una mano en un colegio y casa refugio de niñ@s en riesgo.
(Haciendo la mochila, ¿dónde están mis pantalonsillos?)
16 de julio 2014.-Después de 3 días para llegar a Delhi, que un taxi mini-furgo de las que la ITV se reiría de ella, que people cambie las ruedas o dé marcha atrás en autovías, que una vaca me entre por la ventana del taxi mini-furgo por sorpresa y que el botones pase en la habitación para darnos agua embotellada sin esperar a que le abramos la puerta... puedo decir WELCOME TO INDIA. "On the road to Rishikesh".
(La vida es maravillosa si no se le tiene miedo, autoretrattoo en la espalda)
17-VII.-Máxima aventura durante 9 horas de trayecto para llegar a lo que se conoce como el centro del Yoga: poblados pobres a los ojos de un occidental, pero ricos para aquellos que lo sepan apreciar, con niños desnudos jugando en el agua junto a vacas y cabras, riendo por la mínima cosa.

Atascos que en cualquier otro momento pudieran haber supuesto una molestia, pero que gracias a ellos pudimos contemplar lo que tan poco nos diferencia unas culturas de otras: una ofrenda llena de colores y sonrisas que se le hace a Shiva, el Dios de los Dioses aquí en India, y que los peregrinos hacen el culto durante un mes recogiendo agua del Ganges para ofrecerle; sus carrozas por las noches se transforman en pequeñas fallas de Dioses y la música punjabi los acompaña al ritmo del éxtasis.

Taxis que cruzan medianas para hacer el "cambio de sentido" con nosotras dentro, niños que se acercan al coche, detrás de uno el dos y después el trece..., hasta que el coche está completamente rodeado de un montón de ellos; les hablas e intentan imitar tu fonética y se ríen de algo tan simple, pero que de verdad, es muy divertido.

Infinitos peajes, nueve horas de pitidos de claxon de motos, de coches, de camiones, de bicicletas...

Y finalmente, Pre-Himalaya. Aquí estamos. Somos unas privilegiadas.

(Reparando el camino del colegio que deshace la lluvia monzónica)
20-VII.- Primeras fiebres de adaptación superadas, piojos en mi cabeza que me recuerdan a mi infancia, comer con las manos y que nadie te regañe, la humedad que me obliga a beber más agua y así limpia mis riñones; dragones, palometas, arañas... que nos protegen de los mosquitos; y lo más bello que me ha pasado desde que estoy en Oriente: Arjun, mi hermanito. No sabe si tiene 10 o 11 años. Esta noche me ha cogido de la mano y me ha pedido ir al yoga room para ver la TV junto a los otros niños. En ese momento la hermana del protagonista acababa de morir. Arjun me dice -mira su hermana ha muerto, por eso él está llorando-.
No sé por qué razón le digo que el mío también ha muerto y sin dudarlo ni un momento me pregunta rápidamente -¿cómo?-.
Un recuerdo de hace doce años se transforma en una triste respuesta -it was an accident-.
Arjun me coge con fuerza la mano y me dice - mi hermano también murió en un accidente cuando yo tenía cinco años, creo..
-
Entonces le pregunto si quiere ser mi hermanito... Cuando ya estábamos sentados, uno junto al otro, me cogió por el cuello para susurrarme al oído -now you are my sister-.

23-VII.-Miles de millones de ojos indios peregrinos -the orange men, los llamamos- que te fijan constantemente como si fueras la primera piel blanca que hayan visto jamás.
A su llamada -namaste-, tu respuesta lo repite y de repente un 'sucria' acompañada de una sonrisa.
No sabria formular bien la pregunta respecto a estos orange men porque no consigo tampoco entender la información que voy procesando a lo largo de su peregrinaje; puede que mis ojos occidentales sean capaces de ver solo a miles de millones de ojos multiplicados por dos y que al contraste con su piel el blanco sea todavía más blanco.
Y si de contrastes hablamos, las calles sin desagues con la naturaleza de las vacas, los 40 grados y la humedad que ayuda a que la sensación térmica sean de 50°, hacen de tal naturaleza una combustión de hedores que después de un tiempo terminas por acostumbrarte.
Sigo pensando que el compound de los niños es el país de Nunca Jamás donde los niños siguen siendo niños y el país, por muy frívolo que pueda sonar, lo que nunca jamás llegará a ser.

25-VII:
Primera performance en Ramana's garden: Pimpinella en inglés a lo bollywood.
El público, un grupo de estidiantes franceses de secundaria que estaban de visita.
El escenario, una tela vieja amarrada de cada uno de los laterales a las cañas que forman el esqueleto del yoga room.
Las actrices, un total de 6 niñas (dos de ellas, nosotras). Los actores 6 niños arrepentidos en busca de nuestro perdón.
Se cierra el telón en un día repleto de nervios para las little princess de oriente, en su ilusión por dar la bienvenida a un grupo desconocido, en ponerse sus mejores galas, en aglutinarse para que las pintes; ellos, en actuar y concederse su pequeño momento de fama...
Se cierra el telón de un día repleto de inolvidables recuerdos.


Ramana's garden diary by Chapulina.

Comentaris

Gracias por abrirnos esta nueva ventana a oriente a través de los ojos de tu amiga
=)