Calcuta, reflexiones de una voluntaria que repite.

(Sudder Street, calle de los hoteles para voluntari@s,en una de hace 5 días en flickr por Miss Print)
Os dejo con las palabras de Maite en su blog, Kolkata me ata, en él podréis seguir aventuras pasadas y el voluntariado de este verano de Amigos de Calcuta en Kobardanga, al sur de Calcuta, colaborando con la ong local New hope, new life:
Desde hace dos años cuando se acercan estas fechas y solo quedan semanas para viajar a Calcuta…me da por pensar....si es entonces cuando el viaje empieza o acaba...
Me gustaría expresar con palabras…(palabras que por cierto nunca acaban de expresar lo que uno quiere decir)...qué supone para mí esta experiencia...
Pienso que cualquier vivencia, de alguna manera mueve cosas dentro de cada uno...pero un viaje a la India, al menos para mí, supone un punto de inflexión en el camino de la vida que no puede dejarnos indiferentes. Es una experiencia tan profunda que remueve y transforma a quien sea capaz de llegar al final. Aunque hablar de final es una falacia, pues es el final el que se vuelve el punto en el cual comienza una nueva manera de percibir la vida...
Cuando fui a Calcuta por primera vez, ahora hace dos años, fui sola, con un grupo de voluntarios que prácticamente acababa de conocer y fue para mí una experiencia que causó una gran conmoción. Marcó en mi camino una nueva manera de percibir la vida, con más conciencia y más sensibilidad...
No me podía quedar indiferente a todo lo que veía y vivía, me supuso un contactar conmigo misma, vivirme y vivir lo que me rodeaba con más profundidad, seguramente por la intensidad que supone siempre pasar por ese país. Es un enfrentarte contigo misma, pues sale a la superficie toda la vulnerabilidad y aflora necesariamente una apreciación más sensible de la realidad.
Pero, no siempre se encaja bien el que las cosas por dentro se muevan...que las emociones despierten... que nuestra propia urna se vuelva de repente transparente... pues en este país las miradas lo traspasan todo y son capaces de fundir cualquier resistencia, y lo único que te queda es...sonreír...
A veces, curiosamente, cuesta digerir tanta alegría en la gente que encuentras, que vive en la más extrema pobreza. Pero, cuando ves que la pobreza la viven con tanta alegría y dignidad, te das cuenta que aquello que tienes no es lo que te hace ser feliz, sino el ser tú mismo e ilusionarte por aquellas pequeñas cosas que te rodean y de las cuales puedes disfrutar.
Por eso, a pesar de los desechos y la inmundicia, que parece que todo lo llena en la India, hace falta desviar la mirada y darse cuenta de las flores, los pájaros, los aromas... darse cuenta de la naturaleza no solo exterior, como contraste con lo demás, sino sobretodo nuestra naturaleza interior, que cada vez que vuelvo en mi caso.... florece con más fuerza.
Cuando uno viaja por primera vez a la India, se convierte en un viaje de fuera hacia dentro, por el impacto del exterior dentro de uno, que cuando vuelves una y otra vez, sigue siendo siempre una experiencia fuerte. Uno siempre conecta allí con esos sentimientos y emociones más íntimos, y entonces el viaje se convierte en un aprendizaje intenso y enriquecedor, que no quiere decir fácil y agradable necesariamente, pero que te conecta con la verdad que hay en cada uno de nosotros...
La sabiduría india reza que siempre hay un sol brillante, iluminando nuestro interior y que ilumina nuestro camino llenándonos de la energía necesaria para seguir adelante.... Esto es lo que me hace vivir con más conciencia y me llena…
Y de esto, surge esta necesidad de compartir con todos vosotros...este sentir que se despierta cuando uno va allí...
Sé que para quien va por primera vez, no es fácil y lo comprendo, pues son muchas cosas las que se mueven cuando uno aterriza en Calcuta...y otro año mas...estaremos por aqui para compartirlo...

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