Rutinas y humedad.

Esta semana he pasado mucho por la estación del barrio de Topsia, cañera donde las haya, con su mercado de comida de rebusca, sus peleas continuas, todo muy popular. En los bancos al sol quedan sitios, la gente huye del sol hasta en invierno (que aquí ya paso'). Queda media hora observando hasta que llegue mi tren.

-Vas a Bachbach? suena a mis espaldas.
-Pues, sí . Era para mí, la pregunta.
-Pues avisa porque yo también.

Una mujer de mediana edad, menuda con un saree que en su día fue celeste, mira al suelo.
Su niño, con pulseras de plata en los tobillos, corretea por el banco.
Cuando ve que juego con el, lo agarra y le quita los mocos.

De un pliegue de su ropa saca una botella de agua, y se echa en los pies.
Quitándose el polvo, la tierra, pensé.
Pero no. Miro y tiene los dedos de los pies pegados unos a otros y la piel mohosa con una especie de pelusa de melocotón azulada.
Eso tiene que picar a rabiar.

Una niña fríe mini falafeles en el negocio familiar (fotisho arriba). Trabaja como tantos millones de nengs aquí.
El niño reclama mi atención.
Aparece el tren, codos, alehop, pillo asiento y les pierdo de vista...

Comentaris

yraya ha dit…
Que vida de ricos llevamos los de aquí!!! o no?
Un abrazo
ka ha dit…
Según con quien te compares, aquí también hay gente que nos da mil vueltas con su cuenta corrien...
y nadie elige donde nace...
otro pa ti