Súperhéroes de barrio (ilaqa ka ansan compashon hiros)

(Enfermos de cancer, pasando diwali en su casa)
Un señor que le falta una pierna y vive en una esquina encima de un saco.
Una niña de 4 años, calvita, que nos sacaba la lengua y guiñaba los ojos. Su sonrisa, la mejor bandera.
Un señor con la barba blanca una cuarta que se pasea en muletas.
Una señora con un tubo en la nariz y por el que su churri le echa un zumo de "sweet lime", una naranja muy suave de cáscara verde. Viven sobre una telita.
Una niña de 2 años, calvita, acurrucada al costado de su padre.
Una gente que monta una mesa con un perolo de arroz y otro de lentejas amarillas, de gratis. La gente que hace cola sin rechistar.
Un señor que pide con un niño alquilado en sus rodillas. Un profesional. Tiene derecho a ganarse la vida como cualquiera, ¿no?
La foto de Gandhi en las 10 rupis de mi billetera.
Los pañuelos multicolores a lo pirata que lleva cualquier mujer con quien compartes un banco mientras comes arroz.
Los enfermeros que, de verde, comen un metro más allá.
Varias familias de cesteros que no paran de tejer en medio del trasiego (cualquier rua de Bombay parece carrer de l'angel por sant jordi).
Chicas de 18 que aporrean un tambor y sus nenas pintadazas con 3 años pidiendo. Es triste, pero ¿tú podrías?. Molaría cambiarles la vida (no se dejarían) pero, ¿no son súperhéroes?
La gente que espera paciente, ve que te cuelas y ni rechista.
La tranquilidad con que la gente que conoce la terraza del hospital comparte unos chapatis y lentejas.
Una niña de 8 años que espera un análisis de médula, mientras su abuela le cuenta una historia del Ramayana.
Un señor que lleva 6 horas con el culo cuadrao en un banco de madera, en la séptima planta del edificio antiguo del hospital, acariciando el cráneo de su churri, esperando un "reporte".
Los gatos del barrio escupidos por cualquier boxeador frustado supersticioso.
Los médicos, enfermeras, auxiliares... que intentan atender cuanto más gente mejor a pesar del mogollón y de su sueldo escueto.
La gente que derrotada, vomita y espera en la acera, flaca calva, agarrándose a las últimas energías que le quedan.
La gente que limpia sus distintas prótesis de plásticos en un grifo de sube y baja.
Las mujeres que masajean, dan de comer, arropan... a sus maridos en plena calle.
Los panaderos que bolean miles de bollos de pan cada día -disponibles desde las 6.30. Dos tipos normal (crujiente, de flama) y soft (pan de leche, el más popular). A una rupieja.
Los perros que duermen sin sarna ni heridas, esto no es Calcuta.
El conductor del autobús que lleva "cadáveres vivientes" desde las casas de auxilio que el hospital proporciona para que los enfermos duerman, hasta el hospital donde se tiran 14 horas diarias haciendo colas, dejando atrás encrucijadas...
La suerte está echada a descansar, la billetera vacía, ¿le quedarán primaveras a esta gente?
Ciertas ONG indias que financian tratamientos en todo el país.
Los árboles que siguen tirando lianas (raíces) en busca de un poco de tierra entre el asfalto.
Los médicos que saben que en los usa o emiratos ganarían 10 veces más con 10 veces menos estrés y prefieren quedarse.
Aquí el clima es tropical todo el año. No pasan recibos las primaveras, sino el día a día.

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