Pidil

Ha llamado la atención la entrada sobre la mendicidad, pero se podrían escribir varios libros. Como mueve dinero está copada por mafiosos que a cambio de su "protección" reciben pasta a diario. Estando hablando con mujeres en la calle, de repente llega un tipo que no había visto en mi vida y les echa una gran bronca. O de repente te echan al hijo en brazos para que se vean que están currando. Siempre intentan sacarte algo, con una receta de medicinas vieja y arrugada, leche en polvo para bebé -que les recompran en la tienda. El caso es que cuando intentas que te cuenten los entresijos de su trabajo se cierran en banda y no cuentan nada...

No existe protección con lo que la sociedad empuja a cualquiera con una minusvalía física a la mendicidad cuando podrían hacer miles de trabajos más dignos. Aunque es muy difícil encontrar, sobre todo si llegas de nuevas a la ciudad.

Normalmente la gente está de paso así que se permiten cambiar de hijo cada 3 meses, tener hijos sin embarazo, llamar a todos igual (¿Esta es tu hija Pinky de 1 año? pero si me la presentaste hace 3 años)... al final no son más mujeres que hacen su trabajo y que ofrece una oferta a una demanda constante de limpiar conciencias "ayudando a los pobres de la calle". Pero si un día te encuentras a Geeta tirada en el suelo no está fingiendo, le ha dado una lipotimia (afortunadamente la calle Sudder tiene la mayor concentración de sanitarios con ganas de ayudar, en cualquier otro lado nadie se hubiese preocupado) y si Seema no puede mover el cuello, su quemadura es real. Cuando vine por primera vez fueron mis guías en Calcuta. Siempre me invitan a un cha.

Comentaris

Santitos ha dit…
Recomiendo la novela "Un perfecto equilibrio", de Rohinton Mistry, para chutarse un poco del tema en vena
Santitos ha dit…
Jo, qué lentita soy, hijo. Puse el comentario antes de leer tu entrada anterior, donde hablas justamente del libro de marras... Je.

Besitos