Murakami en la comuna
Había alquilado una cama en el sitio más barato que conozco, el dormitory del hotel Maria a 80 taka per nit (si alguien sabe algo más económico, que avise ). Le llaman la comuna pero no me imaginaba que entre cama y cama había 4 dedos de separación, y un gato buscando quien le dé de cenar. Cogí una en un lado porque a las del medio sólo se puede entrar en plancha o haciendo el salto del tigre...
No pude hacer fotos porque había varios orientales descansando o leyendo discretísimamente. Uno de ellos a García Marquez y yo a un japo, una "road story" y un viejito que hablaba con los gatos... Un universo extraño que no me enganchó, ya puedo decir que Murakami no me gusta.
A las 3 a.m. entró una chica a ducharse y me desperté (al final no tuvo que sonar mi flamante nuevo despertador), mi taxista no apareció pero el que desperté me dijo, págame lo que quieras. Le dije lo que tenía pensado y aceptó a la primera. Partimos por calles vacías de coches, llenas de personas durmiendo, pitando sin parar para espantar a los fantasmas de los accidentes...
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