Manjula la abogada que defiende a la mujer dalit
Desde desalambre Rebeca Mateo nos habla sobre las mujeres dalit que padecen lo que se conoce como la "triple discriminación": de casta, de clase y de género. Habla con la abogada Manjula Pradeed, abogada en defensa de decenas de mujeres y niñas de su
casta, víctimas de violencia sexual.
Cada día cuatro mujeres o niñas dalit son violadas, según las Naciones Unidas. Los dalit antes se conocían como intocables y Gandhi les llamaba harijans (hijos de dios).
Cada día cuatro mujeres o niñas dalit son violadas, según las Naciones Unidas. Los dalit antes se conocían como intocables y Gandhi les llamaba harijans (hijos de dios).
“Ser una mujer de la casta dalit en la India significa ser la esclava de los esclavos”
"No he sido bien tratada por los hombres de mi
comunidad, especialmente con los que he trabajado. Me he encontrado
carteles a la salida del trabajo en los que se decía sobre mí que no era
una persona de una reputación fiable. Si eres una mujer joven, valiente
y honesta los demás te temen".
Manjula Pradeep
trabaja desde hace dos décadas como abogada y presidenta de la Fundación
Navsarjan Trust en defensa de los derechos de las mujeres dalit o
'intocables': la casta más baja de la India, a la que ella también
pertenece.
Los intocables de la India no tienen
derecho al acceso a la salud, la educación, la tierra y la vivienda...
"Sufren numerosas discriminaciones porque la leyes que protegen sus
derechos no son implementadas con eficacia", asegura Manjula. Se
convirtió en abogada motivada por sus ganas de defender los derechos de
la gente de su comunidad. Manjula está de visita en Madrid donde
participará en la charla "Mujeres contra la impunidad".
Desde entonces hasta ahora, su trabajo con decenas de mujeres y niñas
dalit víctimas de violencia sexual le ha hecho recibir varios
reconocimientos: en 2011, se le otorga el premio Women Peace Maker, de la
Escuela de Estudios para la Paz Joan B. Kroc, de la Universidad de San
Diego (EEUU). Y la Fundación Navsarjan Trust que ella dirige recibió en
2013 el premio Times of India al Impacto Social en el campo "Advocacy y
Empoderamiento".
Manjula alcanzó reconocimiento internacional como abogada
en 2008, cuando logró encarcelar a siete profesores que habían violado a
una de sus alumnas de 17 años. Las violaciones habían sido sistemáticas
durante 10 años, y no solo a ella, también a otras de sus compañeras.
Pero esta joven fue la única que se atrevió a denunciar. Cuando Manjula
la visitó en el hospital, le impactó mucho su fragilidad y su voz
desesperada. Le pedía ayuda.
"Al darme un fuerte
abrazo sentí el dolor tan desgarrador que ella estaba sintiendo". La
crueldad y la falta de comprensión que mostró su padre hacia esta joven
víctima, y la actitud de la policía y los vecinos contra ella, fue lo
que acabó por convencer a Manjula. Se dedicó en cuerpo y alma para que
se hiciera justicia con la joven. Y lo consiguió: los 7 violadores
fueron condenados a 14 años de prisión. "Fue un caso que sentó un
precedente en la historia de la justicia de la India", afirma Manjula.
Pese a ello, no se logró cambiar la legislación en India que sigue
siendo muy permisiva. "Pero se consiguió captar más la atención sobre
las violaciones y los abusos sexuales a mujeres y niñas, por lo que son
cada vez más los casos que se denuncian en Gujara" (un Estado al oeste
de la India en el que sucedió este hecho y del que Manjula es
originaria).
Tras este caso vinieron más. Uno de los
dos hechos que Manjula recuerda con especial interés fue el de una joven
de 14 años a la que cinco hombres raptaron para ser vendida con fines
de explotación sexual. Tras un año buscándola dieron con su paradero y
los hombres fueron juzgados por ello. Cuando la adolescente regresó, su
madre la echó de casa. La fundación que dirige Manjula se encarga desde
entonces de darle el soporte que necesita.
El segundo
caso es el de otra joven de 17 año, raptada por cuatro hombres. Tras
rescatarla, se dieron cuenta de que el secuestro había provocado la
pérdida de su estabilidad mental. Desde entonces, la fundación que
dirige Manjula le proporciona tratamiento psicológico y un lugar seguro
donde pueda rehacer su vida. "En este caso no conseguimos hacer
justicia, pero sí que la chica cursara estudios superiores".
En la actualidad Manjula pasa mucho tiempo tratando de apoyar el
empoderamiento de las mujeres dalit. Planean hacer una campaña contra la
violencia de las mujeres en alrededor de 600 pueblos rurales del Estado
de Gujarat. También tienen en mente crear un consejo sobre los derechos
de las mujeres dalit, liderado por ellas mismas.
"Cada vez hay más mujeres dalit que se levantan"
"Cada vez hay más mujeres dalit que se levantan para hacer valer sus
derechos, y así, ayudar a otras mujeres que están en su misma
situación", comenta Manjula. Cree que la mejor manera de hacerlo es
estar junto a ellas escuchándolas y acompañándolas en el proceso. "Lo
primero en lo que me centro cuando trabajo con mujeres es en tratar de
curar su mente y su corazón que están muy dañados por toda la
humillación que han sufrido desde niñas".
A partir de
ahí llega un proceso de aceptación individual, en primer lugar, y
posteriormente la concienciación colectiva de que es necesario luchar
por sus derechos. "Esto es fundamental para poder conseguir un cambio
social transformador".
Dentro de la población dalit,
las niñas y las mujeres son las más menospreciadas. Ellas padecen lo que
se conoce como la "triple discriminación": de casta, de clase y de
género. En India se calcula que hay alrededor de 100 millones de mujeres
dalit, de las cuales tan solo el 9% sabe leer y escribir. "Ser una
mujer de casta dalit en la India significa ser una esclava de los
esclavos", sentencia categórica Manjula.
Ella, como
mujer dalit, sabe lo que se siente al ser humillada. Siendo una niña
sufrió abusos sexuales por parte de cuatro hombres de su vecindario y
mientras estudiaba su primera licenciatura en asuntos sociales descubrió
cómo a los de su casta se les trataba mucho peor en los colegios
universitarios, algo que recuerda con mucho dolor.
También sufrió la incomprensión de su familia, sobre todo la de su
padre, quien tenía preparado para Manjula un futuro muy distinto del que
ella se estaba forjando. "Mi padre quería que fuera funcionaria, como
había sido él. Es muy pesimista y cree que mi trabajo no va a servir
para cambiar la vida de los dalit".
La relación con
su padre se acabó de truncar cuando en 2012 los servicios secretos de
inteligencia –que espiaban a Manjula para ver cuáles eran las
intenciones de su trabajo– se presentaron en casa de sus padres. "Mi
padre me dijo que o dejaba ese trabajo o me iba de casa". Ella optó por
lo segundo. Todavía hoy, el conflicto con su padre sigue sin resolverse.
"No está preparado para escucharme ni para entenderme", comenta.
Manjula vive bajo amenaza a causa de su trabajo. En 1999 sufrió un
ataque por parte de grupos de derechas por ayudar por la vía legal a
trabajadores dalit que se encontraban en condiciones laborales de
semiesclavitud. Manjula es consciente de que su trabajo conlleva
riesgos, "lo asumo y trató de utilizar la sabiduría de mi mente y mi
corazón para seguir adelante", asegura.
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