India: una foto, una mirada
Estoy muy liada y aunque lleve tiempo sin contar cosas, no os preocupéis que sigo en la brecha (ya tengo billete para Kathmandú y Calcuta en agosto -Turkish Airlines está barata)
Os traigo una foto de Mario Miranda, que ha ganado el premio "La India a través de tu mirada", también un texto donde nos cuenta como consiguió la foto, si queréis saber más pasaos por su blog.
Hace algo más de dos años realicé un viaje aventurero de mochila junto a mi chica y unos amigos a la India, de aquel viaje me traje cientos de fotografías llenas de vida. La India fue un país que me sorprendió y me decepciono a partes iguales, las grandes urbes eran caóticas y sucias pero en todo aquel mes que deambulé por ese inmenso país, tuve la oportunidad de llegar a una pequeña aldea en mitad del parque nacional de Bandhavgarh, donde estuvimos observando en estado salvaje al famoso tigre de Bengala.
En uno de aquellos días donde no salí en el coche de expedición, a buscar al dichoso tigre que no se dejaba ver, me acerqué a una aldea cercana al complejo de “casas rurales” donde estábamos alojados (Aldea de Tala) y nada más llegar, un montón de niños empezaron a seguirme, y entablé amistad con ellos, me dejaron jugar a las canicas, se reían de verme por allí cargado con mi mochila y mi cámara de fotos. Llegó un momento que tenía a buena parte de la aldea detrás de mi. je je!!
Pensé en como podía interactuar más con ellos, y ya que hablando era imposible, se me ocurrió un juego y quizá una foto especial... pero como se lo explicaba??? decidí trazar una linea en el suelo y después de pegarme varias carreras y dejarme el aliento dando saltos entendieron lo que quería.
Se respiraba una humanidad tremenda en aquellas calles de tierra, todo eran sonrisas y quería mostrarme trasparente con ellos, pues aparte de su inocencia de niños, vivían en un lugar muy humilde, y eso imagino les hacia percibir fácilmente la humanidad de los demás. Claramente allí no primaba amontonar dinero, sino tener los campos cultivados y tener un plato de comida a la mesa y un techo donde cobijarse a dormir. Me fascino la experiencia.
De aquella mañana recuerdo muchas cosas, lo lejos que estaba de casa, lo diferente que era todo, las prioridades que tenemos en la vida, la velocidad del tiempo... aquel viaje dejó un poso en mi interior que brotó al pasar varias semanas de la vuelta a casa. Sentimientos encontrados, que se despojaron de ciertas vivencias desagradables durante el viaje y que cobraron sentido en la distancia.
Os traigo una foto de Mario Miranda, que ha ganado el premio "La India a través de tu mirada", también un texto donde nos cuenta como consiguió la foto, si queréis saber más pasaos por su blog.
Hace algo más de dos años realicé un viaje aventurero de mochila junto a mi chica y unos amigos a la India, de aquel viaje me traje cientos de fotografías llenas de vida. La India fue un país que me sorprendió y me decepciono a partes iguales, las grandes urbes eran caóticas y sucias pero en todo aquel mes que deambulé por ese inmenso país, tuve la oportunidad de llegar a una pequeña aldea en mitad del parque nacional de Bandhavgarh, donde estuvimos observando en estado salvaje al famoso tigre de Bengala.
En uno de aquellos días donde no salí en el coche de expedición, a buscar al dichoso tigre que no se dejaba ver, me acerqué a una aldea cercana al complejo de “casas rurales” donde estábamos alojados (Aldea de Tala) y nada más llegar, un montón de niños empezaron a seguirme, y entablé amistad con ellos, me dejaron jugar a las canicas, se reían de verme por allí cargado con mi mochila y mi cámara de fotos. Llegó un momento que tenía a buena parte de la aldea detrás de mi. je je!!
Pensé en como podía interactuar más con ellos, y ya que hablando era imposible, se me ocurrió un juego y quizá una foto especial... pero como se lo explicaba??? decidí trazar una linea en el suelo y después de pegarme varias carreras y dejarme el aliento dando saltos entendieron lo que quería.
Se respiraba una humanidad tremenda en aquellas calles de tierra, todo eran sonrisas y quería mostrarme trasparente con ellos, pues aparte de su inocencia de niños, vivían en un lugar muy humilde, y eso imagino les hacia percibir fácilmente la humanidad de los demás. Claramente allí no primaba amontonar dinero, sino tener los campos cultivados y tener un plato de comida a la mesa y un techo donde cobijarse a dormir. Me fascino la experiencia.
De aquella mañana recuerdo muchas cosas, lo lejos que estaba de casa, lo diferente que era todo, las prioridades que tenemos en la vida, la velocidad del tiempo... aquel viaje dejó un poso en mi interior que brotó al pasar varias semanas de la vuelta a casa. Sentimientos encontrados, que se despojaron de ciertas vivencias desagradables durante el viaje y que cobraron sentido en la distancia.
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