Ruedas y clase social

Os traduzco un artículo de Chris un chico de
Manchester que vive en Delhi:

(Gaurav Jain y su vehículo)
Hay muchos indicadores visibles de la clase social y de la riqueza en la India. Se puede ver en la forma de moverse las personas, su lenguaje corporal cuando hablan con los demás, la ropa que llevan (no sólo su calidad o alto precio, sino su estética), y en sus rostros (a navegar a través de las caras de milaap.org, una organización brillante que facilita microcréditos a personas necesitadas de la India, se muestran muchas personas para quienes la dura vida diaria avejenta su apariencia). Y también se puede ver en su medio de moverse por la ciudad.

El transporte no puede parecer un marcador muy importante de la clase o el poder, especialmente en un país donde millones de personas piden con un plato vacío. Pero a medida que la economía de un país se desarrolla, la necesidad de moverse - y el deseo de hacerlo con comodidad - crece inexorablemente, y esto supone una tensión enorme en la infraestructura y habitantes. En Delhi, con sus calles abarrotadas y su tráfico (donde el más fuerte impone sus reglas), el tráfico y el transporte están convirtiendo en uno de los frentes de batalla más visibles del conflicto de clases. A medida que la ciudad crece, también lo hace su desigualdad, y esta batalla parece que va a durar un buen rato todavía.

Un ejemplo. Gaurav Jain, un periodista de 26 años, que para investigar la vida de los conductores de rickshaws (ciclotaxis) se ha puesto a trabajar como conductor de ciclotaxi y lo cuenta en un blog, fue asaltado por un agente de policía por "bloquear la calzada". Antes de decir cualquier otra cosa quiero felicitar al Sr. Jain. La mayoría de las veces, Delhi parece consistir en un millón de gente "importante" e incontables millones de personas ignoradas. Los que pedalean en su rickshaw, los vendedores ambulantes, los hijras (el tercer sexo) llamando a las ventanas de los coches en los semáforos. El conductor medio de Delhi apenas parece consciente de la existencia de estas personas, y mucho menos de la forma en que viven y de sus trabajos degradantes.

No digo que esto sea crítico. Cualquiera que haya vivido en una gran ciudad entiende que la supervivencia urbana depende de la capacidad de actuar como si fueras la única persona caminando por la calle, de pie en el tren, en coche al trabajo. Simplemente hay demasiada gente. No podemos fijarnos en todo/as. Y los que sí reconocemos tienden a ser los más parecidos a nosotros, aquellos con los que nos podemos relacionar. Así que en Delhi no es ninguna sorpresa que los aspirantes a ser clase media presten poca atención a los chicos pobres que penosamente se dejan las tripas arrastrando una familia de cinco en la parte trasera de su bicicleta por 15 rupias (25 céntimos). Así son las cosas, y después de vivir aquí un tiempo es fácil mirar para otro lado.

Siguiendo con la historia del Sr. Jain. Tras el ataque se dirigió a la estación de policía local para hacer una denuncia, pero fue ignorado. "Es extraño como tu actividad profesional influye en como te trata la policía", dijo. Pero no creo que a sus colegas tiradores de rickshaw les resulte tan extraño.

Que los ricos y privilegiados pueden esperar un mejor trato que los pobres y excluidos no es ninguna sorpresa. Lo interesante para mí fue la razón del ataque: "bloqueo de la carretera". Es decir: ponerse en el camino de los conductores de automóviles, que son mucho más importantes que usted.

Esto me recuerda a otra historia que salió hace unas semanas, sobre la saga de los carriles bus de Delhi y las objeciones de los usuarios de automóviles que están causando retrasos. Los comentarios en el artículo ponen al descubierto la división de clases antes señalada, y las suposiciones hechas por los privilegiados sobre los millones de indios desposeídos (de quien dependen para todo, desde la limpieza doméstica hasta el brillo de sus zapatos). "La gente se está retrasando por los atascos de tráfico debido a los carriles bus. ¿Qué importa si un peón llega a su oficina cinco minutos antes de tiempo?" pregunta uno. La idea es que "la gente" no incluye a los que utilizan el transporte público.

Debería ser obvio que, en una ciudad en que sólo el 10% de sus habitantes conduce y cuyas calles están ya taponadas como un infierno, el transporte público tiene que ser al menos una parte de la solución. Pero el hecho de que los carriles bus tengan que luchar por su supervivencia es una prueba del poder desproporcionado en manos de ese 10%. Por supuesto, aunque parece que están luchando por su propio beneficio, si consiguen lo que quieren es simplemente asegurar un futuro miserable para todo el mundo: una ciudad aún más congestionada, más humos y ruido que ahora.

Y esto es lo que más me preocupa acerca de las batallas emergentes de todo el sistema de transporte de Nueva Delhi. Parece encapsular una situación en la que la creciente desigualdad conduce a clasistas batallas donde las personas comunes son menospreciadas y los privilegiados toman las decisiones en su único beneficio, en lugar de reconocer la necesidad de un desarrollo del trabajo para todos, no sólo para los "creadores de riqueza" .

El resultado, me parece a mí, es por lo general un conjunto de resultados que son peores para todos. Hay paralelos que se harán aquí con las sociedades cada vez más desiguales del Reino Unido y los EE.UU. (entre otros), que en los últimos 30 años se han enriquecido, pero son masivamente menos equitativas, y sin duda mucho menos felices, saludables y seguras. Repetir estos patrones en una ciudad del tamaño de Holanda - y mucho menos un país de 1.300 millones de personas - es una perspectiva aterradora.

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