Poliandria en el Himalaya.



foto Tashi Sangmo Lama, 31 años, (2ª por la izquierda) con Pasang Lama (25 años, a la derecha), uno de sus dos maridos, y su hijo Pema (2º por la derecha, 8 años) tomando un té con un familiar, el 6 de setiembre de 2012.
OS traduzco un artículo de Frankie Taggart en un periódico nepalí. Habla de una práctica ancestral en una zona remota del himalaya. Como siempre parece que las mujeres pintan poco y tienen que resiganrse a lo que la sociedad elige para ellas. El título original es "High in the Himalaya, brothers share one wife".

Cuando Tashi Sangmo tenía 17 años se casó un vecino de 14 en una remota aldea del Himalaya nepalí y como parte del contrato aceptó casarse con el hermano menor de este.

En los viejos tiempos, los hijos de casi cada familia en la región de Upper Dolpa se casaban todos con la misma mujer, pero la práctica de la poliandria va decayendo al abrirse la zona, poco a poco, a los nuevos tiempos.

Dice Sangmo, la chica: “Las cosas son así más fáciles porque todo lo que tenemos se queda en la familia. SI cada hermano se casase con una mujer diferente habría que dividir la herencia,” en un dialecto tibetano.
“Los hermanos traen el dinero a casa y yo lo administro”

Cuando Sangmo se casó con Mingmar Lama hace 14 años, se daba por hecho que el hermano de este Pasang, que entonces tenía 11 años, se uniría más tarde a la relación de pareja siguiendo una práctica de hace siglos que sólo pervive en algunos pueblos aislados del Himalaya.

Entre los tres, ahora tienen tres hijos de ocho, seis y cuatro años.

“Yo quería compartir este lazo con mi hermano porque así la vida es más fácil para ambos,” dice Pasang, de 25 años, en su casa familiar en la aldea de Simen, a 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar y a cinco días de camino de la ciudad más cercana.

La gente de los altos de Dolpa sigue con el comercio, que empezó con las caravanas que iban entre Nepal y Tíbet, pastoreando yaks que traen sal del Tíbet a donde llevan arroz procedente de los llanos del Terai nepalí.

En esta zona el aire tiene poco oxígeno no hay árboles, los terrenos cultivables son escasos y las granjas son muy pequeñas.

La poliandria previene la división de las tierras y la comida para asegurar cubrir las necesidades mínimas.

Loa casamientos son arreglados por las familias, que buscan una mujer para el hijo mayor y dándole la oportunidad al resto de hermanos de casarse con la misma mujer después.

En algunos casos las mujeres ayudan a criar a sus propios futuros maridos cuando son niños, manteniendo relaciones sexuales después cuando se les considere maduros.

-- “Sin celos” --

Al contrario que el resto de los hombres de Nepal que son predominantemente hindús y muy conservadores, los hombres de estos pueblos se ocupan de las labores domésticas, ayudando a cocinar y cuidar a los hijos e hijas, mientras la mujer es la que administra el dinero.

La poliandria sirve para controlar el número de hijos por hombre ya que no pueden tener más de los que la mujer de abasto. Y no se sabe de quien es cada hijo, los niños llaman papá a su padre y tíos sin distinción.

Esta práctica rompe muchos tabús de otras culturas, pero esta gente lo ve lo normal y lo mejor.

Shitar Dorje, de 30 años, se casó con su marido Karma, de 37, hace una década. El hermano pequeño de Karma, Pema entró en el matrimonio unos años después cuando acabó sus estudios de filosofía buddhista.

“Si estamos todos en casa el que duerme con mi mujer es mi hermano mayor” dice, de 30 años. “No siento celos, si los tuviera me buscaría otra mujer”

La vida es sencilla pero nada fácil en Upper Dolpa, a 500 kilómetros del bullicio de Kathmandú.

La higiene es mínima y la sanidad moderna casi no existe. Las mujeres trabajan picando piedra en los áridos valles o cosechan bajo un sol abrasador.

La  poliandria es efectiva al dividirse el trabajo de la casa entre los hermanos, uno cuida del ganado, otro ayuda a la mujer en casa y otro se dedica al comercio nómada en caravana.

También dicen que es bueno por la mujer que no se queda sola si su marido muere. Según una organización holandesa, SNV, que trabaja en la zona la esperanza de vida en la zona es de 48 años para los hombres y 46 para las mujeres.

-- “Nos turnamos para acostarnos con nuestra esposa” --

Thajom Gurung, 60 años, de la aislada aldea de Saldang, perdió a su marido hace 30 años. Pero se había casado con sus otros dos hermanos y ahora vive con el único que sigue vivo, Choyocap, de 67.

“Cuando vivíamos turnos nos turnábamos para acostarnos con nuestra mujer, no había problemas”  dice Choyocap.

Hasta hace poco el aislamiento de Upper Dolpa ha hecho que se conserven estas costumbres impensables en casi todo el planeta, pero poco a poco el turismo va llegando a la zona.

Sobre los tejados de las casas de piedra antes sólo había banderas budistas, ahora aparecen antenas de televisión vía satélite, así que los Dolpalis pueden ver la vida moderna y el concepto de amor romántico tan diferente al suyo.

SNV dice que hace una generación la poliandria la practicaban el 80% de las familias y ahora sólo el 20% y se supone que se extinguirá en un par de generaciones. Aunque por ahora sobrevive para una gente que ve el matrimonio como una forma práctica de supervivencia en uno de los medios más duros del planeta.

“La poliandria es para mantener a la familia junta porque la vida es dura” dice Choyocap Gurung. “Con varios hermanos el hogar se hace más fuerte y los niños tienen más posibilidades de un futuro mejor”
Publicado el 2012-09-28

Comentaris

Cuesta -con nuestra perspectiva machista y tradicional- imaginar una sociedad estructurada de esta manera, pero es de suponer que tiene sus ventajas y razón de ser, como explica el artículo. Muy interesante.
abrazos.