Alfareros indios, poemas.

(fotos de aquí)
 Una de las profesiones menos agradecidas en India es la de alfarero, como toman la arcilla de la ribera de los ríos, sus obras se desechan usadas una sola vez. Cada vasito de té hecho a mano, uno a uno, vale 0,40 céntimos de euro.
Eduardo Galeano - Indios alfareros
A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos. Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la Iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición entre los indios del Noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia. Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos y los recoge, incorporándolos a su propia arcilla.
Javier Barro - boceto.
El alfarero hindú que fabricaba
las mejores piezas con los colores del valle
y conocía los secretos de la arcilla
más resistente y fina de todos los tiempos,
el físico alemán que tiraría los muros
del recinto de la ciencia
para dejarle paso al Universo entero
al jardín de las manos de la humanidad,
el gran compositor que a un sólo tiempo
concebía las palabras de cientos de instrumentos
hasta la perfección de convencer a cada alma
de la conformidad o bien
de la revolución;
no serán excluidos del incendio,
de la inmensa explosión, del menosprecio,
no serán requeridos ni salvados,
ni tendrán privilegios (ni aún pan tierno).
Contarán con el desprecio que merecen
lo demasiado bueno
y lo desconocido.

Pablo Neruda - el alfarero

Todo tu cuerpo tiene
copa o dulzura destinada a mí.
Cuando subo la mano
encuentro en cada sitio una paloma
que me buscaba, como
si te hubieran, amor, hecho de arcilla
para mis propias manos de alfarero.
Tus rodillas, tus senos,
tu cintura
faltan en mí como en el hueco
de una tierra sedienta
de la que desprendieron
una forma,
y juntos
somos completos, como un solo río,
como una sola arena.
Termino con esta lámina, dibujada en 1837 por Daniel Poor, junto a otras 71 en que describe distintas castas o gremios que vivían en la época en Madurai, al sur de la India

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