Entrevista con Marcos Borregón sobre Amigos de Tara
En el periódico el adelantado de Segovia han entrevistado al compañero Marcos, miembro de Amigos de Tara y una de las personas que con su apoyo diario, viajes a los proyectos y cortometrajes sobre ellos más ha hecho por difundir el tabajo de esta pequeña ONG con la que yo también colaboro.
Como otros tantos segovianos que emigraron, Marcos Borregón anda a caballo entre Madrid y su Segovia natal. Pero el grupo de los `segovianos´ de fuera funciona como imán, y las relaciones entre ellos son constantes y fructíferas. Como hombre de cine, la crisis le está afectando con fuerza. Su natural optimismo, no obstante, le lleva a apostar por “más imaginación, creatividad y nuevas fórmulas”. Ilusionado con el rodaje de `Cien Miradas´ para Segovia Habitada, Borregón se mantiene en contacto permanente con la India a través de su ONG Amigos de Tara.
¿Muchos años ya de exilio en la capital de España? Dentro y fuera, de volver y salir, de respirar otra vez para volver. Desde los 18 años, en que hice mi primera salida. Propietario, junto a tu hermano César, de la productora "La pierna Audiovisual".
¿Un mal momento ahora para los rodajes cinematográficos? Está achuchado en todos los sectores y también en el audiovisual. Cuando he leído en vuestra portada productor y director cinematográfico, he pensado que venía un poco grande, cuando hace un par de días leía en un diario de tirada nacional que "El cine español ha muerto". No sé si es así de absoluto, pero lo cierto es que el formato cine lo va a pasar muy mal los próximos años. Nos exige más imaginación y creatividad, y nuevas fórmulas.
Dicen que todo director de cine alberga en su fuero interno la idea de rodar un largometraje. Lograste una candidatura a los Goya con el documental "Mera Malik", pero ¿para cuando una película? Todo director tiene sus pequeñas historias que tiene que encontrar el momento para concretarlas. Primero, de encontrar un guión que merezca la pena para todo el esfuerzo que exige una película. Cualquier largometraje supone un montón de trabajo, y me refiero a años, en muchos casos. Hay que estar muy seguro de la idea y de que te quieres embarcar, para embarcarte y para embarcar a mucha gente que hace falta. Precisamente este año que viene tanta crisis uno de los proyectos que albergo es descansar del día a día, de la producción, y sentarme unos meses a concretar esa idea Hablemos de "Mera Malik", el corto que te valió una candidatura al Goya.
¿Supongo que cuando lo rodaste no estabas pensando en esa opción? Lo cierto es que ese corto de puro pequeño sólo ha hecho que darme satisfacciones. Es un proyecto que surgió a posteriori. Yo estaba en la India, dentro de mi colaboración con la ONG Amigos de Tara, y grabé un montón de material, que terminó convirtiéndose un año después en "Soy Mera Malik", y a última hora lo presentamos a los Goya porque nos permitía acceder a una subvención para inflarlo a cine, y todo terminó en una candidatura que nos dio un minuto de gloria. Un trabajo el de `Mera Malik´ que, como debe ser el cine, nos conmueve.
¿No estaba previsto que fuera ella la protagonista del corto? Rodamos entre quince y veinte horas de material. Hice seguimiento a muchos niños de la escuela que tenemos en Calcuta, a profesores, a gente del barrio. Con todo ese material, en la sala de montaje empecé a desgranar y a eliminar, y a quedarme con algo que tuviera corazón y que mereciera la pena contarse. Y ahí apareció la historia de Mera Malik Una niña india que acude a estudiar a un colegio de la ONG Amigos de Tara Desde aquella grabación han pasado ya cuatro años. Todos los niños de la escuela han ido creciendo conmigo, y yo he ido creciendo con ellos. El caso de Mera Malik tiene la particularidad de que es de los pocos niños del colegio que han dejado los estudios. Tiene una situación familiar muy complicada. Es un poco paradójico que haya abandonado el colegio. Ella que nos ha ayudado tanto en la difusión y en el compartir este proyecto, y que ha movido a tanta gente, porque en las escuelas nos piden mucho este material para mostrar cuál es el interés de gente sin recursos por acceder a una educación y con ello cambiar el círculo vicioso, y el destino que está escrito para ellos. Esa escuela es como su segunda familia para muchos de esos niños, y en algunos casos su primera familia. La escuela Tara es como un oasis en un barrio de chabolas, que ya no es chabolismo horizontal, sino vertical. Unas construcciones sin apenas servicios y acabados. La escuela es ese oasis donde los niños pueden ser niños, pueden crecer, formarse, crecer también en valores. Cuando tú vas a la Escuela tú ves niños, incluso casi de un colegio privado, porque van con su uniforme. Y detrás de cada uno de ellos hay historias tremendas: abandonos, maltrato, tentativas de matrimonios jóvenes. A una niña la hemos tenido que rescatar en dos ocasiones de su aldea donde querían casarla.
Habéis introducido la meditación como una asignatura más. Me han impactado dos frases de los niños antes de comenzar la clase: "Que pueda mejorarme a mí mismo, limpiando mi mente de odio y envidia", "Que todos los seres, incluidos mis enemigos, seáis felices". ¡Qué bonito! Es precioso. Es el ADN de nuestra escuela. El colegio es laico. No tiene una vinculación religiosa, pero sí creemos firmemente en los valores; y hemos descubierto por experiencia propia que la meditación es una herramienta de autoconocimiento para ellos y para que el colegio desarrolle su máximo potencial. El año pasado hemos licenciado a la primera promoción de niños y hemos visto cómo esos niños tiene muy claros ciertos valores, que nos hacen sentir muy satisfechos del trabajo, más allá de la profesión que puedan ejercer en un futuro.
¿El colegio ha crecido mucho? Son unos 300 niños, pero estamos en proceso de ampliación. Estamos intentando comprar otro edificio para acoger a más niños. Y en Nepal, a donde nos hemos extendido, tenemos unos 200. En Nepal os habéis encontrado con más problemas si cabe. Sí, costó mucho, pues era un entorno rural. Había mucho desconocimiento mutuo. Y además el tema de las castas es tremendo. Poco a poco hemos ido descubriendo por qué unos niños no se querían sentar al lado de otros.
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Un abrazo.
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