Celebrando tihar diwali

Este año me pilla lejos así que lo celebro en la distancia
paseando por la blogosfera.   Son días en que todo el mundo parece contento y la gente hace un esfuerzo para consumir, comer y beber.   Felicidad pasajera, ilusoria para muchos... Trabajo, trabajo, trabajo para las mujeres en las casas, que aún así disfrutan y viven estos días con ilusión, y ahí nos queremos quedar ya llegará el momento de seguir denunciando o simplemente contando lo que pasa, qué hay detrás de esa gente que sonríe a los turistas cuando los enchufa con su cámara.


Un par de fotos de Michelle una mujer que vive en Kathmandú y que se dedica a cuidar perritos que allí son maltratados e intenta buscar gente que los cuide.
 Nos cuenta que el tercer día del festival de Tihar está dedicado a Laxmi la diosa de la abundancia y la riqueza (la pasta, vamos, las rupis) que es superpopular, aquí todo el mundo -como en el resto del planeta- piensa en el dinero (¡ah! pero ¿no eran muy espirituales? Sí alguno/as pocos). Los locales comerciales se adornan con flores y luces para asegurarse clientela el año entrante. Y se incluye alguna imagen de la diosa bendecida en el templo en un cura que acepta comida/bebida/dinero como nos recuerda guffadi en su inglés nepalisco y mordaz.
 También nos dice que el cuarto día es el día en que las chicas bendicen a sus hermanos (estos suelen corresponder con algún regalito) y las casadas visitan la casa de su madre, cosa que no suelen hacer a menudo, porque ahora pertenecen a su nueva familia.


En India este festival se llama diwali y todo se llena de luces, velas y petardos a gogó que resuenan todo el día y algunas noches sin parar. Mariellen nos cuenta (en inglés) como se celebra y nos relata la historia del ramayana que se conmemora para esta ocasión.
Y ya paseando de blog en blog, Claude Renault sigue publicando grandes fotos a color en su photoblog, como estas chicas corriendo por un pueblo del sur de la India. Bueno un pueblo cualquiera no, por Mamallapuram un sitio precioso con templos por doquier hasta en las playas, artesanos de la piedra que llenan el aire de los sonidos del martilleo de sus cinceles. Eso sí, no es un secreto, así que se llena de turis.
Y Emilie nos cuenta, en francés, que las bodas en el sur son más sencillas y familiares que las del norte, lo cual no quiere decir que son un despiporre y que se suelen hacer para aparentar y gastar en un día lo que no se gasta en un año.  Aquí vemos a lo/as invitado/as bailando y ellos con su dotis blancos -remangados para poder bailar a gusto- que llevan para la ceremonia, y tan graciosos con sus camisas setenteras. Elas de sari y rebequita y con los pies descalzos. En India el frío no entra por los pies sino por la cabeza, que es lo primero que se tapan cuando llega un poco de fresco.

Comentaris

Un mundo de contrastes absurdos y alevosos. Cuesta imaginarlo si uno no lo ha conocido de cerca.
ka ha dit…
¿podrás visitarlo algún día?