El mito de la vaca sagrada, un ejemplo.

India no es un país, es un minicontinente. Se supone que son más de 1.200 millones de personas (aunque sabemos que hay mucha gente que no está contada), vez y media la población africana en un territorio siete veces más pequeño.  Es un territorio rico en historia y tradiciones (bueno, como todos), su imagen exótica fue fomentada por los orientalistas hace siglos, fijándose en lo bien que vivían algunos refinados marajás, los británicos colonizadores. En el siglo XX se convirtió en el icono de la pobreza y el atavismo, quizá por influencia de la hambruna en Calcuta y Bengala durante la 2ª guerra mundial. En el siglo XXI los medios de comunicación indios dan preferentemente voz a los favorecidos por la economía de mercado, los consumidores de clase media y media alta que se compran las cosas que ellos anuncian. A los políticos que deciden a quién se destinan los impuestos

Quizá en este blog prestamos poca atención a esa India opulenta y consumista, porque no nos sorprende ni ofrece nada nuevo (bueno, hablamos de política, a veces de economía, y sobre todo de la industria del cine popular que suele tener como protagonistas a indios de clase alta y que es el motor más poderoso para cambiar mentalidades). En cambio la India rural sigue siendo una mina de formas de vida diferentes que nos encanta conocer. A veces criticamos las injusticias y a veces nos limitamos a dar a conocer noticias curiosas, diferentes, espontáneas que sólo pueden suceder en este lugar del planeta. Esta claro que una noticia puede ser cierta, y su negación también.

Desde hace años la industria alimenticia nos ha acostumbrado a consumir leche de vaca como si no hubiera otras fuentes de calcio más naturales (la leche que nos venden en teta brik es un producto que la industria separa en componentes y luego vuelve a juntar en circuntancias bastante artificiales). En India la leche se produce también dentro de las ciudades, o se distribuye pasteurizada, en bolsitas de plástico de medio litro (las más usadas). En los súpers hay leche uperisada, en tetrabrik ,que debe comprar poca gente porque sale incluso más cara que en España.

Pero lo que no es habitual es que un ser humano, alimente a una vaca con su propia leche.  Esto ha sucedido en un pequeño pueblo de Rajastán, gracias a la libertad individual de una mujer y a la  importancia que la religión hindú le da a las vacas (y a los animales en general). La ternera, huérfana, come otros muchos alimentos y no necesita para nada la leche humana, pero la mujer se siente una privilegiada y no tiene conciencia de lo que es la higiene. Los vecinos del pueblo flipan con la señora, pero les parece genial. No creo que sea la imagen más propicia de la mujer india, pero yo también he visto mujeres piadosas en una playa (Gaukarna) masturbando a un toro porque así "fomentaban su fertilidad", la de ellas. O propiciaban el parir hijos varones, no me acuerdo.

Por supuesto en India también hay casi 200 millones de personas que consumen carne de vacuno (más o menos a escondidas según la zona). Y la India es un gran exportador de cuero de vacuno, pero nadie lo dice.

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