La vida desde el ático

Una de las aventurillas semanales que me toca vivir es recorrer el himalaya en bus.
A veces no hay butaca libre y hay que subir a "business class". Arriba van los bultos que la gente lleva a Kathmandú, verduras, cabras, artesanía o que traen de la capi tecnología, tuberías, chapas para montar tejados... Las vistas son espectaculares pero eso sí agárrate que vienen curvas.
El paisanaje es de lo más variopinto como podéis ver, pero reina el buen rollo y siempre se está dispuesto a apretar el culo para acomodar a alguien más. Peregrinos, soldados, estudiantes, exguerrileros, amas de casa, ganaderos y demás buscavidas se divierten con los baches, ramas y cables de la luz que hay que esquivar en una especie de deporte de riesgo que todavía no ha sido bautizado. ¿Busing? ¿Roofing?




Lo mejor los 4 que van en tribuna preferente aunque se pasa frío, se traga polvo y se chupa lluvia. Aquí un día que stuvimos una hora parados mientras reparaban el motor de un bus estropeado. Luego descubrieron que es que se había quedado sin gaolina. Y cuando esta llegó tardaron media hora en cerrar el precio que no sólo regateamos los guiris. La gente esperaba pacientemente comentando la jugada como si no hubiese otra cosa que hacer.Operación salida.

Comentaris

Y se los ve tranquilos y hasta divertidos...y yo me quejo cuando tengo que esperar más de quince minutos el próximo colectivo!


Saludos desde este sur casi en primavera.
yraya ha dit…
Envidio la tranquilidad de esta gente, es impensable que ver que todavía esto existe.
ka ha dit…
sí, aquí tranquilidad no falta, quizá se pasan un poco...