Comerse el tarro.

Este es el mango del otro día (aam achar), ya terminado aunque los tarros se dejan al sol hasta que empiece a llover y luego se abren para alguna fies.

La primera vez que lo probé en una aséptica tarrina de 15 gramos en la comida del avión de AI me supo a pegamento. Tan saturado de sal, picante, especias y aceite se toma una cucharadita con cada comida para darle un chispacito. Lo importante es que se conserve en este clima tan extremo, el paladar ya se va haciendo. Con nuestra occidental cadena de frío ahora no necesitamos escabeches ni salazones, pero quién renuncia a ese bonito o a ese bacalhau?

Si consigues que se haga el paladar puedes diferenciar calidades y sabores. A mi me encantan los de lima y tamarindo.

El efecto es el mismo que les hace aquí a los que prueban el queso azul, les da un asco terrible y se piensan que es comida podrida, lo odian!

Comentaris

eso!...comida podrida!...sigo pasando! ajjjj jejejeje