Madampur 1

(Madanpur bajo la bruma invernal)
Hoy, en cambio, se ha desconvocado la enésima huelga y hemos abierto el colegio. La llegada se hizo corta a pesar de mochila por delante y mochila por detrás. Bruma primero, y luego sudando con el calorcillo del mediodía y los 10 km por el recién arreglado camino de montaña. Toda la ropa comprada en Kathmandú colgando de las hebillas...
(Ya no está el verde eléctrico del monzón)
Los paisajes apagados sin el agua del monzón, han perdido el verde eléctrico de los arrozales, entre la bruma a lo lejos se insinúan las cumbres del Annapurna. Me cruzo con 700 niñ@s con sus sonrisas y namastés de bienvenida, sus ojos con forma de almendra, color paté aceituna. Algun@s poc@s ni para chanclas en invierno tienen.

Tímida bienvenida como corresponde, aquí no son de aspavientos, más que romper el hielo se derrite solito. Y ya nos tomamos el pelo tranquilamente.

Al atardecer un pequeñajo se ducha solo en el hilo de agua del himalaya, corriendo por el caminito llega a casa donde su padre está realizando una de las operaciones más complicadas del año. Tiene a la búfala entre 2 estacas, mirando al suelo y la pega sin piedad mientras tira de la cola para un lado. Detrás un búfalo la acaricia con el morro. De repente se pone a 2 patas, más de media tonelada negra, y desembucha una larga manguera rosada que el paisano agarra e inserta en el lugar adecuado. La cópula dura apenas unos segundos no sé si suficientes para conseguir la fecundación. Y cada uno por su lado sin rechistar.
(La cosecha de mijo, dispuesta para ser trillada)
Esta mañana un compi me lleva a su casa. Están recogiendo el mijo y los tomates se van helando. Cada mañana se levanta a las 5, camina hora y cuarto, vende verduras a alguna tienda del mercado, recibe 2 clases de la uni, y camina hora y media montaña arriba de nuevo para llegar a la hora de trabajar como profe. Su huerta bien surtida, hasta lichis y 3 plantas de café. Su tía prepara harina de maíz entre dos piedras.


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