El helecho médico. Turismo oncológico.

Llegamos a Bombay el día de las votaciones. Prohibieron abrir a los centros comerciales hasta las 17 y la gente esperaba ansiosa agolpada como en un inicio de rebajas... (Los abstencionistas superaron a los votantes). Y ahora viene diwali que es el finde de las luces nocturnas y los petardos. Total que los sanitarios no paran de felicitarse y ya hemos sufrido las consecuencias. Las bajas por enfermedad abundan y los resultados de los análisis se retrasan.

¡Qué complicau es! En un país tan megapoblado, más. El mejor hospital oncológico de la India parece un ambulatorio en Lavapiés, cada vez hay más gente, sentada en el suelo, mostradores o tumbada si queda sitio en el suelo, pero comparado con un hospital público indio está muy limpio. Todo es una lucha a codazos hasta el mostrador donde nadie te informa porque está saturado y estresado. Según pasa el día cada vez más. Van ignorando tus preguntas y mirando al infinito. A final de turno chillando por los cientos de personas que las asedian. Nadie sabe realmente cual es el procedimiento a seguir y poco a poco, insistiendo, va robando información a trabajadores despistados. La angustia entre los familiares va creciendo.

El proceso de entrada y admisión es caótico por falta de personal, es como un taquilla de la estación de tren sólo que los clientes llevan ropa de marca. Para que te hagan un análisis hay que dejar tu carpeta en un montón. Poco a poco el tuyo va quedando sepultado, así que hay gente que pelea por subir el suyo. Por fin llega el chico y divide la torre en 3, la gente se agolpa para pedir que les enchufen y adelanten. Pero, ahí, delante de todo el mundo no se ve nada, aunque a veces llegan médicos a poner encima de todas la carpeta de algún conocido. Van llamando y por fin te llega el turno en 10 segundos (no tienen más) te informan de cómo y dónde tienes que hacer tus análisis (todos con siglas ininteligibles y en distintos edificios) mientras van respondiendo preguntas de los que se han colado... La gente no sabe usar los ascensores...

Todo esto entre los pacientes que pueden pagarse las pruebas. Para los que no hay una fundación que ofrece becas. Un ciclo de quimioterapia (de 3 a 4 meses) cuesta hasta quinientas mil rupias, sólo lo pueden pagar los muy adinerados o quien pueda convencer a un banco para pagarlo a crédito. El mismo hospital tiene una fundación para costear el tratamiento de los que no lo puedan pagar. Los afortunados viven en la calle, en las aceras del hospital, normalmente con varios familiares, durmiendo en cartones y plásticos, rodeados de sus pocas ropas y cacharros de cocinar. Algunos intubados con goteos, otros ingiriendo zumos por la nariz en las fruterías, algunos vomitando y en general tirados, aburridos, esperando al próximo día de terapia, niños también peloncillos y agarrándose a la vida...

Se agolpan gentes de todo el país, en cada estado (región) también hay fundaciones que ponen autobuses... En los chiringuitos de arroz y pescado se agolpan mujeres con pañuelo, vendedores del barrio, niños equilibristas, eunucos y algunos del hospital que pasan de la comida de la cantina...

Comentaris

Marco ha dit…
Y ante este panorama ¿como va tu stress?...
Cuídate mucho y como diria mi madre, come bien cielo...
Besos desde Sydney.