Minicrónica de Kathmandú, la yellow house


La Yellow House recoge el ambiente multiculti que antes imperaba en el Tíbet Pís Gues Jaus, buena música (pinchan los clientes), cocina acertada y asequible, ambiente relajado. Puedes practicar francés (idioma) o jugar pinpóns -toma nota. El camareta de día es un figura, por más que le digo no deja de hacer la pelota, en hindi, parecemos coleguis de toda la vida. Los de noche son dos chicos simpáticos y estupefactos. Recomiendo si quieres estar en el centro (eso sí, el comedor es de fumadores).

 La carta de tés es amplia (negro, sólo con leche o limón, yogi masala, nepali masala, jazmín verde, hierbas salvajes del himalaya, 7 especias o infusión de albahaca -pero no tienen pesto, jo-). El barrio es Paknajol y en la misma calle se encuentran una docena de hotelitos similares que no conozco.
Por lo demás el barrio turis (Thamel) es un follón para vivir aunque encuentras de todo y a veces hay que recurrir para encontrar una conexión buena con la que poder subir fotos y vídeos.

Para la gente que repita quizá prefiera barrios más relajados como Swayambu o Patán. También se anuncian estancias en granjas ecológicas de permacultura. Y desde el propio Kathmandú cogiendo un bus se pueden acceder a senderos de trekking de una o dos semanas, fáciles, entre 1000 y 4000 metros, viendo 7 y 8 miles (menos ahora que hay nubes a gogó).

Se recomienda esperar a octubre que paren las lluvias. Por lo visto, ahora que se va el calorcillo, en un par de semanas empieza la temporada alta. La peña se lo monta.


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