Ayudante de zapatero.

A mediodía me bajo a la estación. Provonkar no ha comido.
Le pregunto si comemos juntos.
Vale, a las 2.
Traete la comida del chiringuito.
No, yo quiero que vengas conmigo.
Ok.
Total, que visto que he sacado yo eltema me dice que necesita dinero.
Dinero no doy, comida.
Necesito un plástico, pa mi zapatería, Y una caja con candado para poder guardar las cosas y salir tranquilo.
Parece bastante útil, lo que pide.
Y me empieza a contar la gente que le ha dado de comer. El jodío me ha hecho un catálogo de las ONG de Calcutta. Ha estado en Prem Dam, una casa de maría teresa por Park Circus. Al lado del puente nº4, dice, y recita el menú que les daban, desde el vaso de leche mañanero hasta la cena. También ha estado en el dispensario de la estación de Sealdah. Conoce el de Haura, pero allí ha estado en Don Bosco. Yo lo visité en 2000 y ahora tienen una pastelería que algún día iré a ver. Ha estado en casas de socorro en Baruipur y Krishnanagar, sabe más que lepe el tío.
A todo esto le ha metido unos clavitos a un tipo en una chancla que podía haber tirado hace años (1 taka) y le ha pulido unos zapatos a un político local (viejo conocido mío, ahora no me saluda, mejor), 5 taka. Primero le saca el polvo, me pide el cepillo, se lo paso. Luego con el dedo le unta crema transparente. Le paso el betún marrón y el otro cepillo y le da muy poquito -es más caro y la cajita debe durar- aplica aplica. Muy serio, me pide el tercer cepillo -en plan, bisturí-, este para dar el último toque. Niquelaos, 5 taka pala buchaca.
Ah y el cliente mientras espera se pone las chanclas del zapatero.
Bueno, a las 2 vengo y comemos, tata.
Tata.
A las 2 llego y me dice que no, que le va a traer la comida una señora. Y, en breve, aparece con un perol de arroz y curry de patatas, con el que yo comería 3 días. Con eso de hablar en un idioma que no es ni el suyo ni el mío, no nos hemos entendido. Otro día que no le traigan comida, le invito. Por lo pronto hoy he visto que tiene fuerza en una pierna para sujetarse de pie, agarrado a una columna. Sus padres están en Bonga, pueblo con nombre de súpercantante angoleño. Y he currado de ayudante de zapatero... remendón.

Comentaris

yraya ha dit…
Me sigue impresionando esa extrema delgadez, esos ojos, esa sonrisa...
Yo también le invitaría.
Un saludo para Provonkar y para ti.
ka ha dit…
Sí, está flaco como una lombriz pero feliz cuan perdiz. Un abrazo