La Danfe
Resulta que el día que me volvía a India, no funcionaba el transporte, tras una mañana esperando un bus y chequeando rumores que me contaban los paisanos me tuve que volver al pueblo. La tarde anterior la poli había matado a un estudiante y durante 3 días su sindicato de estudiantes paralizó la región. ¡Qué chunga la poli! No creo que sean juzgados por esto. Qué injusto, pero gracias a ello pasé 3 días de cine...
Elegí otra casita rural que tenía muy buena pinta, mejor que el primer hostel urbano donde me alojé. El dueño parecía tibetano y con 85 años a las 6 de la mañana tenía la tienda abierta y con el toldo, que ya pegaba el sol. Por la noche te llevaba agua a la cama, a las 9 estábamos ya todos en horizontal. Sus hijos y nietos pasaban, se dedicaban más a gastarse las perras en ropita fashion, pero poco curro.
Estábamos rodeados de tea gardens como se ve hasta por detrás. Muy a propósito porque con el hotel lleno y sólo un baño, este se quedaba sin agua en seguida y había que buscarse la vida...
Comida casera nepalí (a la que contribuí a cocinar en lo que me dejaron). Arroz blanco a saco, una verdura salteada (vainas), otra con caldo (patatas y calabaza), chutney (salsa de tomate, rabanitos y chile), dal (lentejas cocidas con sal) y ensalada (el jefe le decía vitamins). A veces incluían un poco de carne seca o pescado...
Los gemelos irrompibles e imparables, no terminamos de entendernos.
Aquí una campeona defendiendo su agua (un cubo al día) para poder currar.
La dueña del garito, demostrando que no todo el mundo come con las manos. Lo que parece un cóctel molotov es una linterna, cada día como mínimo estábamos sin luz 12 horas. Un encanto de tía, pero andaba con la mosca tras la oreja, no entendía que me pasase tanto rato en la cocina y pensaba que quería rollo con su hija mayor que es la que lleva las cuentas y dirigía la cocina, otra que curraba tol día.
Elegí otra casita rural que tenía muy buena pinta, mejor que el primer hostel urbano donde me alojé. El dueño parecía tibetano y con 85 años a las 6 de la mañana tenía la tienda abierta y con el toldo, que ya pegaba el sol. Por la noche te llevaba agua a la cama, a las 9 estábamos ya todos en horizontal. Sus hijos y nietos pasaban, se dedicaban más a gastarse las perras en ropita fashion, pero poco curro.
Estábamos rodeados de tea gardens como se ve hasta por detrás. Muy a propósito porque con el hotel lleno y sólo un baño, este se quedaba sin agua en seguida y había que buscarse la vida...
Comida casera nepalí (a la que contribuí a cocinar en lo que me dejaron). Arroz blanco a saco, una verdura salteada (vainas), otra con caldo (patatas y calabaza), chutney (salsa de tomate, rabanitos y chile), dal (lentejas cocidas con sal) y ensalada (el jefe le decía vitamins). A veces incluían un poco de carne seca o pescado...
Los gemelos irrompibles e imparables, no terminamos de entendernos.
Aquí una campeona defendiendo su agua (un cubo al día) para poder currar.
La dueña del garito, demostrando que no todo el mundo come con las manos. Lo que parece un cóctel molotov es una linterna, cada día como mínimo estábamos sin luz 12 horas. Un encanto de tía, pero andaba con la mosca tras la oreja, no entendía que me pasase tanto rato en la cocina y pensaba que quería rollo con su hija mayor que es la que lleva las cuentas y dirigía la cocina, otra que curraba tol día.
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