Miles de mujeres asesinadas, vejadas y humilladas por dinero (el de la dote)

 Víctor Olazabal nos trae muchos ejemplos de lo que sigue siendo una triste lacra en India, desde Nueva Delhi el jueves, 30 de octubre del 2014 para El Periódico.

La dote se paga con la vida

El impago conlleva aún hoy miles de humillaciones, suicidios y asesinatos al año en India

Una mujer pasó tres años en el baño encerrada por su marido y sus suegros por no cumplir con lo pactado en la boda

Manreet Kaur, de 24 años, llevaba casada con Maninder Singh desde el 2012. Fueron dos años de amenazas por parte de su marido, su suegra y sus cuñadas por el impago de la dote matrimonial. El martes de la semana pasada tomó su última decisión: quitarse la vida. Ese día, la prensa local publicaba que una mujer de Jamshedpur, al este de India, había sido obligada por sus suegros a desfilar desnuda mientras la grababan en vídeo bajo la amenaza de difundirlo si no entregaba los cinco millones de rupias (64.500 euros) exigidos tras la boda. Mientras, en Meerut, ciudad de Uttar Pradesh, una mujer de 30 años fallecía después de ser torturada y estrangulada por los padres de su esposo, insatisfechos con el pago recibido.
Suicidios, humillaciones y asesinatos. La dote perdura en la India y no pagarla lleva en muchas ocasiones a las peores consecuencias. La Oficina Nacional de Registro de Delitos afirma que en el 2012 fueron asesinadas por la dote 8.233 mujeres, un pequeño descenso respecto al año anterior. Eso se traduce en una muerte cada hora. En el 2013, Delhi registró un aumento del 25% en el número de muertes por dote siendo la ciudad con más casos documentados. La Fundación Vicente Ferrer cree que la cifra real está entre las 25.000 y 100.000 mujeres muertas cada año por esta razón.
Quemar viva a la novia con queroseno es una práctica muy extendida en este país asiático. Uno de los últimos casos más sonados fue la muerte el pasado verano de una joven de 22 años y su hija, que dormían juntas cuando fueron calcinadas por su marido y varios familiares por no pagarles 200.000 rupias (2.400 euros) y una motocicleta.
El acoso al que se ven sometidas en unos matrimonios que en muchos casos ni siquiera eligen lleva a miles de mujeres a quitarse la vida. El suicidio es la mayor causa de fallecimiento entre las féminas indias, especialmente las jóvenes. En el 2010 acabaron con su vida 78.000 mujeres en el país. Muchas lo eligen para no arruinar a sus padres o para no sufrir lo que saben que acabará pasando si no pagan.

Obligación de ahorrar

En la India, la dote es una carga para la mujer desde que nace. Si consigue nacer, claro. En las últimas tres décadas se han abortado 12 millones de futuras féminas, según un estudio del Centro canadiense de Investigación Global para la Salud. Por eso desde 1994 está prohibido conocer el sexo del futuro bebé, un impedimento fácil de saltar a cambio de unas rupias al doctor adecuado. A día de hoy, los abortos selectivos de féminas son un 43% superior al de los varones, lo que supone que el ratio de sexos sea de 933 niñas por cada 1.000 niños.
Tener una niña implica que la familia tenga que ahorrar desde el nacimiento hasta su casamiento. Eso se une a la superstición que vincula la gestación de niñas con la mala suerte, una creencia extendida en la India que lleva a que el cuidado y la educación de las menores estén a años luz del que disfrutan los varones de su edad.

Avaricia e impunidad

El mes pasado una mujer de Bihar, al norte, fue liberada después de tres años encerrada en un baño por su marido y sus suegros. La alimentaban con sobras. Su delito: no pagar lo exigido en la boda y, además, haber dado a luz a una niña, a quien no vio hasta ser rescatada.
La dote se prohibió en la India en 1961. Desde entonces se puede castigar al donante y al receptor de esta prebenda. En los años 80 se endureció el código penal con la intención de reducir la violencia contra la mujer dentro del matrimonio, que en muchos casos se debe al pago nupcial.
Pese a su ilegalidad, esta práctica sigue presente en la tradición familiar. Más aún ahora, tras la explosión económica que vivió el país en la primera década del siglo. El crecimiento trajo consigo una ola de modernidad y consumismo que elevó las exigencias de los obsequios matrimoniales. Para mantener su estatus, la familia del novio exige a su contraparte bodas por todo lo alto. Pero no se trata solo de dinero en efectivo. La dote, que atraviesa de arriba abajo el sistema de castas, incluye la compra de automóviles, electrodomésticos, muebles o joyas, todo acorde a la posición social de la familia.
La avaricia alimentada por el materialismo creciente en el país de Gandhi se une a la sensación de impunidad que impera entre las familias indias. Solo el 35% de los casos acaba en condena. Muchos asesinatos por dote -sobre todo, cuando la mujer es quemada viva- son difíciles de demostrar porque la familia lo registra como un accidente o un suicidio. Así, esa muerte queda en el olvido.

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