La mujer que se vengaba de los hombres.

Aunque pocos se atrevan a rebelarse contra lo establecido, hay en India unas pocas intrépidas que luchan contra la injusticia machista. Os traduzco un artículo de Helene Lecuyer, periodista francesa que vive en Bombay hace 7 años:


Es imposible que no te caiga bien con su cachondeito, su sari rosa y su laathi en el hombro -también pintado de rosa. (El laathi es un palo largo de madera utilizado por la policía para pegar a la gente). Sampat Pal Devi nació en el distrito de Banda, en Uttar Pradesh, en una aldea remota de la India más pobre, más feudal. Allí, las mujeres se casan cuando todavía son niñas y apenas saben escribir su nombre. hija de un pastor, casada a los 12 años con un vendedor de hielo, madre a los 15, Sampat Pal Devi tiene 5 hijos. Después del nacimiento de sus dos primeras hijas, quería ligar sus trompas. Su suegra se negó, exigiendo que Devi intentara una y otra vez dar a luz a un niño. 
(Las fotos son de aquí)

Sampat Pal Devi admite con una sonrisa que nunca fue sumisa. Escribía letras con tiza en las paredes o con los dedos en el polvo, ya que sus padres se negaron a enviarla a la escuela. Hablando abiertamente delante de extraños, mientras que la tradición obligaba a taparse el rostro modestamente con el pico de su sari y permanecer en silencio. Fue en 2006 que su vida dió el giro que dio lugar a lo que es hoy: la líder temida y admirada de una banda de más de 20.000 mujeres, la protagonista de dos películas un documental que concursa en los Oscars y un largometraje que se estrenará durante la semana de la Mujer en marzo de 2013. Este año la han invitado al mayor reality show  de India Big Boss (NDT: su equivalente a Gran Hermano).Una vez fue testigo, por enésima vez, de una tanda de golpes que un vecino inflinjía a su esposa, ella no pudo dejar de gritarle: "¿Por qué no te das cuenta de que tu mujer es un ser humano como tú? ". Devi dice que, lejos de detenerse, el vecino continuó golpeando a su esposa mientras la insultaba por haberse metido en lo que se supone que noeran sus asuntos. Ella meditó con rabia toda la noche y al día siguiente, logró convencer a un grupo de mujeres en su pueblo para vengarse. Juntas atacaron al hombre, lo golpearon hasta dejarlo morado y se comprometió a disculparse públicamente por sus acciones. Después del golpe de ira, de ese atrevimiento, llovieron peticiones de los pueblos de los alrededores, también de mujeres golpeadas por sus maridos que pedían protección a Sampat Pal Devi. Hasta que las mujeres que me rodean sean lo suficientemente fuertes para defender sus derechos, voy a seguir luchando por ellas, dijo en una entrevista en 2010. 

Sampat Pal Devi se toma en serio los problemas de la mujer: la violencia doméstica, el acoso, la dote, el matrimonio infantil... Se presenta en las aldeas con su tropa de mujeres vestidas con saris rosas y brillantes laathis, armadas para restablecer la justicia. Nuestra fuerza está en que somos muchas. Lucha contra los casos de corrupción cuando los empleados públicos exigen sobornos o favores sexuales a cambio de electricidad o de unas horas de trabajo (en la India rural, el gobierno proporciona a los agricultores jornales en obras públicas a cambio de una pequeña ayuda). En 2008, en una acción muy publicitada, ella y 400 de sus compañeras asaltaron la compañía eléctrica local para obligarla a restaurar la electricidad que llevaba cortada durante 15 días.
(Foto agencia AP que oculta el autor u autora)
Mientras tanto, en Delhi, Mumbai, Bangalore, Chennai, en todas las grandes ciudades de la India, las clases medias están encendidas.
Una estudiante que esperaba su autobús después del cine fue brutalmente violada por seis hombres en el mismo autobús, que siguió rodando en los suburbios residenciales de Delhi, mientras que el amigo que lo acompañaba y que había tratado de defenderla fue golpeado con una barra de hierro.


El episodio es obviamente horrible, repugnante sobre todo porque sabemos que la violación es muy común en la India, especialmente en el norte de la India y Delhi, conocida como la "capital de la violación" y cuando las víctimas son capaces de superar el miedo al estigma, demasiado a menudo encuentran en las comisarías hostiles policías- es el famoso: "¿Qué estabas haciendo a esas horas?" y: "Te lo has buscado, vistiendo así". Sin embargo, sabemos que el porcentaje de condenas es muy baja, menos del 30%, mientras que con demasiada frecuencia la mayoría de jueces creen que si no hay rastro de lucha - arañazos, contusiones - es que no hubo ninguna violación. 

La clase media se indigna. Le da al twitter. Publican en Facebook. Mandan SMS. Se organizan vigilias con velas. Se lanza peticiones como: "Pena de muerte para los violadores" (la violación en India se enfrenta a una pena máxima de cadena perpetua), ofrece un día de "inacción" para las mujeres, el 26 de diciembre: "el día de hoy, no salga de casa, no vaya al trabajo, no se preocupe por sus hijos, no cocine". La clase media aprieta sus filas de vez en cuando y puntualmente, como lo hace siempre que sus miembros se ven afectados.

Mientras que Sampat Pal Devi organiza cursos para mujeres de manejo de laathi y ella misma aplica los castigos, la clase media pide justicia rápida para la estudiante de 23 años violada en Delhi así: castración,  ahorcamiento público, un tiro en la cabeza... todo esto, entre otras cosas se puede leer en Twitter o los periódico que apoyan a las estrellas de Bollywood y otras figuras públicas. 

La violación, desenfrenada en la India, ¿ disminuiría si las penas para los violadores fueran más duras ? ¿ Los violadores, son incitados por las danzas lascivas de las pelis de Bollywood? ¿ Violarían menos si no estuvieran tan frustrados sexualmente, como parece pensar Om Prakash Chautala, político del estado de Haryana, que recomienda reducir la edad de matrimonio para dar salida a todas estas hormonas masculinas? 

Personalmente, no lo creo. Lo que yo creo es que lo que ocurrió en Delhi está vinculado a lo que sucede todos los días en las aldeas de Uttar Pradesh, o en palabras de Sampat Pal Devi, es que la sociedad está en contra de la mujer, se niega a nombrarlas, a educarlas, se las casa muy jóvenes y hay que pagar por ello. Se necesita voluntad y acción política en la India para que las mujeres del sari rosa ya no tengan que tomar la justicia pos sí mismas. El Ministro de Interior de la Unión India (NDT recordemos que India está formada por estados con políticas propias, al estilo de lo que en el estado español se llaman comunidades autónomas) por su parte anunció una medida inmediata para luchar contra la violación: los cristales ahumados serán prohibidos en los autobuses y deberán llevar las luces del pasaje encendidas durante la noche.

Hace diez días, tuve la oportunidad de quedar con Rakesh Maria, jefe del escuadrón anti-terrorista de Bombay. Explicó que desde los atentados del 2008, los equipos estaban tratando de predecir lo impredecible. Quiero creer en su lucha contra el terrorismo, espero que el Estado indio vea un poco más allá que Sushilkumar en su lucha contra la violación. Y que vea que violar a una mujer va mucho más allá de ser una cuestión de suerte o de frustración. En cualquier parking puede pasar lo mismo que en un autobús. La silueta de una mujer inclinada que intenta llenar un cacharro de agua en un pozo  puede ser tan excitante como una bailarina de Bollywood que baila alrededor de un tronco de árbol.

Cuando en las aldeas de Uttar Pradesh, el matrimonio ya no sea percibido por los hombres como una forma de comprar el cuerpo de una mujer con el que hacer lo que quieren, tal vez en las calles de Delhi, los hombres dejarán de pensar que los cuerpos de las mujeres con las que se cruzan están a su disposición.

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